BARBIE: Sin sexo no hay paraíso
8 de agosto de 2023
La película que sorprendentemente 'sorprende'

AVISO: SI NO HAS VISTO LA PELÍCULA Y QUIERES LLEGAR 'VIRGEN' AL CINE, NO LEAS ESTE ARTÍCULO.
Pero el destino se tenía que cumplir, y el pasado miércoles quedé con dos amigas en Benidorm que me tendieron una emboscada para entrar a verla. Lo cierto es que, multitud de prejuicios aparte, incluído el funesto presagio que me procuraba ese arranque de la historia (comenzando por ese polémico a pesar de inofensivo homenaje a 2001 Una Odisea del Espacio) por el que esperaba tener que tragarme una película tontorrona e infantil en grado sumo, lo cierto es que me he encontrado al final con una película bastante potable, incluso disfrutable.
Potable en argumento, en premisa y en diálogos, potable en una escenografía cuidada hasta el exceso en una película del todo excesiva, tanto en cuanto al espacio en el que se mueven los protagonistas (esa perfectísima, colorida y plasticosa Barbilandia) como en esa selección de temas musicales adecuadamente elegidos para subrayar la historia que se cuenta, en la que por ejemplo no podía faltar una nueva versión del Barbie Girl de Aqua, provocadora de un irresistible retintín de nostalgia por una época preciosa para la que esto escribe.
Para empezar tengo que dejaros claro que Barbie no es en absoluto una película para niños aunque en ciertos momentos lo intente, y eso, más que nada y simplemente, porque los niños se van a aburrir. Pero tampoco es esa bacanal de radicalidad feminista y ataque a la familia tradicional que vaticinaban ciertas sectas de la América profunda y de otra América más al sur y más profunda todavía, esos mismos que en estos días nos intentan vender como película del verano un curioso festín conspiranoico de ésos con muchos tiros y bofetadas, patrocinado por amiguitos de Quanon y del futuro presidiario expresidente Trump.
Barbilandia es un mundo de juguete en el que las Barbies mujeres son las protagonistas y los Ken hombres son los secundarios de compañía, un accesorio más entre toda la variedad de muebles, vestidos, vehículos y gadgets que se nos presentan, tal y como siempre ha sido el mundo de Barbilandia desde que lo concibió la cabeza de su creadora. El sexo no existe. No existe pareja alguna Barbie-Ken, simplemente porque los habitantes de esa dimensión paralela son muñecos y no tienen rastro alguno de sexo entre las piernas. Y esta misma naturaleza de los personajes es la que condiciona las relaciones entre superior e inferior. No hay lucha de sexos, precisamente porque en este mundo no existe el sexo.
Hasta que un día surge una situación que desencadena el viaje de Barbie y Ken al mundo real. Al principio Barbie es secuestrada por una brigada de hombres de negro a sueldo de Mattel, y después se encuentra con una pareja, madre e hija, las propietarias de su muñeca correspondiente en el mundo real, que la ayudan a ver la condición real de las mujeres humanas un poco más clara. Ken, a modo del mito de la Caverna de Platón, descubre nuestra sociedad muy sesgadamente y de forma muy superficial: cree encontrarse en una especie de paraíso masculino, una sociedad patriarcal (aprende la palabra y la usará mucho a lo largo de toda la película) con tics y ridículos rasgos muy machotes que él adopta y toma por el todo, como una especie de nueva religión.
Y aquí vamos a la tesis que defiende la película: ninguno de los dos se da cuenta de que las relaciones de superioridad e inferioridad en el mundo humano están condicionadas por el sexo que llevan entre las piernas, detalle que ellos no conocen. Ken intenta exportar su idea de “sociedad ideal” a Barbilandia y encabeza una revolución de los Kens, una revolución encaminada a fracasar precisamente porque falta ese profundo y humano resorte de dominación por el sexo, y también porque Barbie ha vuelto junto a sus dos amigas humanas concienciadamente empoderada y se pone al frente de la resistencia femenina. En ellos sólo hay tics de masculinidad (los que llamamos estereotipos de género), pero falta el fondo, la masculinidad real; en ellas existe a partir de ahora un fuerte y apasionado sustrato ideológico, aunque para quienes lo vemos desde el patio de butacas no sea más que un feminismo light con un toque que incluso podríamos considerar new age, y que en principio no ofrece soluciones efectivas fuera del mundo de ficción al que pertenece la película.
Como momentos a recordar, el impactante y empoderante monólogo de la madre “terrestre” a las Barbies y ese inesperado y perfecto número musical de los Kens (Gosling ES perfecto en su papel, casi se come a Margot Robbie y quizá nos dé una sorpresa en los Oscar de este año en muy reñida competencia con el Robert Downey Jr. De Oppenheimer).
Subrayar que, aparte de todo esto, Barbilandia es un canto a la diversidad. En este mundo viven en perfecta armonía todo tipo de Barbies, racializadas, discapacitadas, trans, sirenas… incluso un personaje con su peso en la historia con su sexualidad e identidad de género indefinidos, que podría ser un chico gay tanto como una persona no binaria, y quizá sea en esta no definición en la que radica su fuerza. Vemos mucho rosa, pero también colores arco iris y alguna escena dominada por los colores de la bandera trans.
Y, para que veáis todo lo que esta película da para debatir, no quiero concluir este texto sin referirme a un momento clave en la historia y alguna de sus posibles interpretaciones. En un momento de su evolución vital, Barbie alcanza la humanidad, se convierte en un ser humano de carne y hueso. Y con ello y como es lógico, adquiere también su sexo. Le preguntan: "¿Dónde va?", y ella contesta, toda sonriente: "Al ginecólogo". Una respuesta que puede ser fácilmente interpretada como expresión de felicidad: "Ahora tengo sexo, quiero aprender a usarlo." Sin embargo, algunas voces se han alzado criticando este momento como un rasgo de transfobia al interpretar que la película nos dice que una mujer completa es una mujer con vagina. No lo sé. Habiendo visto ya la película, ésta queda como una interpretación bastante cogida por los pelos. A lo largo de su historia nuestra protagonista se define más de una vez como una "Barbie prototípica", por lo cual no nos debe extrañar que el sexo que adquiera sea un sexo femenino, la materialización de ése prototipo que ella representa y no otro. Es más, si le queremos dar otra vuelta interpretativa este momento podría significar todo lo contrario, la REASIGNACIÓN final tras su proceso de transición, ese proceso que bien conocemos las personas transexuales de adaptar y transformar tu mente y tu cuerpo para lograr ser tú misma. Esa transición y evolución hacia la plena humanidad es la que hemos visto en la protagonista a lo largo de toda la película. ¿Porqué no?
Cómo veis, aparte la sencillez de la idea principal, Barbie es una película que apunta mil temas a debatir tras su visionado, preferiblemente en una terracita y delante de un tinto de verano. Es un homenaje a LA MUJER y para nada un tratado feminista exhaustivo ni militante, el desarrollo de su temática y los mil caminos que nos ofrece quedan a cargo de nosotr@s, l@s espectador@s. Y eso es lo realmente divertido.
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Desde hace años nuestra Asociación conmemora en la ciudad de Elche el Día Internacional de la Memoria Trans, leyendo todos los nombres de las personas trans asesinadas en el último año. Casi trescientas personas trans asesinadas, sin ser cifras oficiales (nacen de los reportes de diferentes medios de comunicación), indican la barbaridad a la que nos enfrentamos mes tras mes. Un 14% de estas personas han sido activistas trans visibles, subiendo del 9% el año pasad, y del 6% de hace dos años. Pero, aunque intenten silenciarnos seguiremos defendiendo los Derechos Humanos, los derechos del Colectivo LGTBIQ+ y específicamente de las personas Trans. El consistorio de Elche habitualmente no nos permite tratar sobre las personas Trans, ocurría con la anterior corporación (PSOE y Compromís), y sigue sucediendo actualmente (PP y VOX), basándose siempre en la premisa de "no es el momento". Para nuestra Asociación siempre es el momento. Y este año, queremos dar las gracias a la Asociación Temis Elche por compartir con nosotros este acto íntimo, cercano e incluso desagradable, porque recordar a docenas de personas asesinadas nunca es bonito, pero ¡no nos callarán!

Desde la Asociación Entendemos LGTBI de la provincia de Alicante apoyamos la participación de nuestra asociación en los Gay Games Valencia del próximo año al considerar que la ‘ visibilización’ es lo más importante en los tiempos que corren. Llenar las calles de Valencia de deportistas LGTBI, y sobre todo de banderas trans, como repulsa a el cambio de ley trans valenciana , y las consiguientes pérdidas de derechos que esto trae consigo, consideramos que es mucho más interesante que el vaciar de personas la celebración de los XII Gay Games. No nos van a robar las calles . Las calles pertenecen al pueblo, y las personas LGTBIQ+ somos ciudadanía con los mismos derechos y deberes que el resto de la población, y todo aquello que no se visibiliza no existe , por este motivo, participaremos en los Gay Games Valencia demostrando a quienes nos gobiernan que la protesta callejera nos pertenece y que no nos apartarán de las calles. Una foto con miles de personas LGTBIQ+ recorriendo las calles de Valéncia creemos que es mucho más potente que unas calles vacías de reivindicación. ¡Porque no nos callarán!, seguiremos luchando por nuestros derechos, y la lucha social se ha hecho siempre desde la calle y de ahí a los parlamentos.

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